CÓMO CONSEGUIR LA AUTO-CENSURA
Antes de que el Espíritu Santo viniera a la Tierra a elegir un nuevo Papa, leí en El Semanal un interesante artículo sobre el modus operandis de la Congregación para la Doctrina de la Fe para callar a aquellos que se salían de la doctrina. Relataba el autor que muchos eran los jóvenes sacerdotes que comenzaban a escribir teología con denuedo e ilusión, hasta el punto de llegar a veces a cruzar una invisible línea marcada por el dogma. La Congregación estudia todos los escritos que surgen de manos de sus sacerdotes y cuando encuentran un caso como este no se llevan las manos a la espada y piensan en cómo torturar al desdichado, ni si es pertinente excomulgarlo. Lo único que hacen es contactar con él e insinuarle de buenas formas que lo que está escribiendo no es del todo de su agrado y no se puede publicar tal cual. Es tan sencillo como eso, dar un aviso pero por una causa que no llegan a determinar. La Congregación sabe que a partir de ese momento las dudas asaltarán la mente del hombre, que comenzará a darle vueltas sobre qué frases exactamente no han gustado, si no se habrá extralimitado, si no sería mejor escribir la próxima vez de otro modo... la incertidumbre y la ansiedad pueden llegar a apoderarse de una persona y temerosa de las repercusiones de unas palabras le pueden llevar al miedo. La Congregación no ha llegado a amenazar, simplemente ha censurado temporalmente el escrito y no ha explicado la causa. El sacerdote sabe que la Congregación es poderosa y que sus futuras pretensiones peligran si se opone a ella. Asimismo es consciente de que leen todos sus escritos y que no es posible escapar a este control. Si la estrategia de la Congregación tiene éxito, el sacerdote se desanimará y tratará de ceñirse más a la norma llevado por el temor, se habrá auto-censurado. Aquél artículo exponía que la estrategia tiene bastante éxito.
Ahora imaginemos que nuestra sociedad evolucionara hasta una sociedad controlada en la que la información es fácilmente filtrada y estudiada. Es decir, los gobiernos guardan nuestras llamadas telefónicas, nuestros e-mails, los mensajes de móvil, los textos que publicamos en internet (porqué no, tarde o temprano se llegaría a esto)... Nos encontraríamos en el mismo caso que el de aquellos sacerdotes. Las fuerzas de seguridad tendrían el poder de estudiar todos nuestros escritos y conversaciones, en esta situación, me pregunto ¿quién no pensaría que es más prudente evitar conversaciones que se salgan de la norma social? ¿quién no sería consciente de que cada vez que habla o escribe contra un político puede estar arriesgándose a recibir un aviso o de recibir represalias? ¿Cuántos de nosotros no llegaríamos a la conclusión de que es mejor moderarse? ¿Cuántas personas agacharían la cabeza y callarían? La retención de datos puede convertirse en un hecho dentro de poco. Podemos comenzar a tolerar que nuestros derechos desaparezcan y que se forme una elite capaz de controlar las voces de los demás. Cualquier miembro de la elite podría acceder a todo nuestro historial y usarlo en nuestra contra para librarse de un estorbo, de alguien que está tratando de impedir el abuso de poder.
El abuso de poder es un hecho demostrado en todas las épocas y culturas en las que ha existido el ser humano. Las personas que abusaron de su poder sólo seguían su naturaleza y aprovecharon lo que legalmente estaba permitido para su propio beneficio, es una tentación enorme y muchas veces el hombre simplemente cree que lo que hace está justificado. Quien crea que los datos retenidos no van a usarse para abusar de los ciudadanos es un ingenuo. Si los peores pronósticos se cumplen, van a obligarnos a cambiar seguridad por unas leyes que pueden propiciar los abusos de poder, el miedo al terrorismo por el miedo a nuestras propias palabras. Este sería el peor de los casos, con suerte se establecerán medios para impedir o dificultar los abusos, pero para que esos medios se pongan en marcha la sociedad ha de demostrar que está despierta y tiene que advertir de las consecuencias perniciosas que pueden conllevar las decisiones de los políticos. Para presionar y para luchar por nuestros derechos se puede firmar en la campaña contra la retención de datos:
http://www.dataretentionisnosolution.com/index.php?lang=es
Ahora imaginemos que nuestra sociedad evolucionara hasta una sociedad controlada en la que la información es fácilmente filtrada y estudiada. Es decir, los gobiernos guardan nuestras llamadas telefónicas, nuestros e-mails, los mensajes de móvil, los textos que publicamos en internet (porqué no, tarde o temprano se llegaría a esto)... Nos encontraríamos en el mismo caso que el de aquellos sacerdotes. Las fuerzas de seguridad tendrían el poder de estudiar todos nuestros escritos y conversaciones, en esta situación, me pregunto ¿quién no pensaría que es más prudente evitar conversaciones que se salgan de la norma social? ¿quién no sería consciente de que cada vez que habla o escribe contra un político puede estar arriesgándose a recibir un aviso o de recibir represalias? ¿Cuántos de nosotros no llegaríamos a la conclusión de que es mejor moderarse? ¿Cuántas personas agacharían la cabeza y callarían? La retención de datos puede convertirse en un hecho dentro de poco. Podemos comenzar a tolerar que nuestros derechos desaparezcan y que se forme una elite capaz de controlar las voces de los demás. Cualquier miembro de la elite podría acceder a todo nuestro historial y usarlo en nuestra contra para librarse de un estorbo, de alguien que está tratando de impedir el abuso de poder.
El abuso de poder es un hecho demostrado en todas las épocas y culturas en las que ha existido el ser humano. Las personas que abusaron de su poder sólo seguían su naturaleza y aprovecharon lo que legalmente estaba permitido para su propio beneficio, es una tentación enorme y muchas veces el hombre simplemente cree que lo que hace está justificado. Quien crea que los datos retenidos no van a usarse para abusar de los ciudadanos es un ingenuo. Si los peores pronósticos se cumplen, van a obligarnos a cambiar seguridad por unas leyes que pueden propiciar los abusos de poder, el miedo al terrorismo por el miedo a nuestras propias palabras. Este sería el peor de los casos, con suerte se establecerán medios para impedir o dificultar los abusos, pero para que esos medios se pongan en marcha la sociedad ha de demostrar que está despierta y tiene que advertir de las consecuencias perniciosas que pueden conllevar las decisiones de los políticos. Para presionar y para luchar por nuestros derechos se puede firmar en la campaña contra la retención de datos:
http://www.dataretentionisnosolution.com/index.php?lang=es
7 comentarios
Atlante -
Magda -
Saludos y disculpa
nemomemini -
Un abrazo.
Atlante -
http://es.wikipedia.org/wiki/1984_(novela)
http://es.wikipedia.org/wiki/George_Orwell
Luis Muiño -
¡Lúcido post, Voto a Brios!
Gatopardo -
Hasta el más chulo de mi pueblo confesaría en esas condiciones que ha matado a Prim.
rosebud -