LOS SIN REPOSO
La muerte es sólo el principio
Wraith: el Olvido fue la cuarta entrega de los juegos de rol de White Wolf dedicados al oscuro Mundo de Tinieblas. Esta vez, los jugadores se ponían en el papel de fantasmas: los muertos sin reposo, los que habían abandonado el mundo sólo a medias, porque tras ellos dejaban asuntos sin resolver. Los Wraiths son seres torturados, ya no sólo por su condición fantasmal de la que SÍ eran conscientes al contrario que los fantasmas de las últimas producciones cinematográficas, sino porque el mundo de los muertos, la tierra sin sol, era un lugar horrible. Caronte dirigía la tierra de los muertos sin reposo hasta que desapareció en la Tempestad luchando contra una criatura de la oscuridad. A partir de ese momento, fue la Jerarquía, los antiguos ayudantes de Caronte quienes ocuparon el gobierno y por supuesto, ya que eran humanos (muertos, pero humanos) se corrompieron. La caza de almas y el abuso de poder eran lo habitual.
Wraith era un juego realmente extraño. Las partidas debían estar muy personalizadas, pensadas para pocos jugadores. Los sin reposo permanecían en las tierras sin sol atados por sus pasiones y sus cadenas, los asuntos pendientes que dejaron en vida y aquellos objetos que habían amado y que los mantenían cerca. Cada jugador tenía sus propios asuntos, necesitaba resolverlos para poder trascender... lo demás a veces tenía poca importancia. La única traba existente consistía en que interactuar con el mundo de los vivos era difícil, pero podía hacerse. Muchas veces era lo más divertido, porque los Whraits tenían un amplio elenco de poderes para afectarlo, desde aparecer, hasta causar fenómenos extraños, entrar en los objetos y moverlos, todos los típicos ingredientes de un poltergeist o de una casa encantada podían ser reproducidos en el juego. Imaginados, claro, en los juegos de rol se juega con la imaginación, los dados y la ficha de personaje, nada más.
El juego consiguió jugadores muy fieles, que se sentían atraídos por aquellos melodramas y la novedad de interpretar un fantasma que normalmente trataba de ayudar a los que había dejado atrás o vengarlos. Unos se comunicaban en sueños con sus seres queridos para animarlos a seguir viviendo. Otros perseguían a sus asesinos y trataban de causarles accidentes o volverles locos. Otros se lo tomaban con más tranquilidad y simplemente trataban de adaptarse a las tierras sin sol. Los más, intentaban derrocar a la Jerarquía. En general los grupos de personajes actuaban según sus propias motivaciones.
Para añadir interés al asunto cada jugador no sólo interpretaba a su personaje, sino a la Sombra del personaje de otro de los jugadores. La Sombra, la parte oscura del fantasma, ansiaba llevarlo a la locura, al Olvido o convertirlo en un espectro... De ahí viene el nombre de este juego, de la lucha del fantasma por evitar ser engullido por el Olvido al que le arrastraba la Sombra.
La parte negativa era la poca identificación con el personaje y las pocas posibilidades de épica, heroísmo o de violencia que ofrecía el juego. Y por supuesto descartar completamente el sexo. Sin esos ingredientes, Wraith no fue un éxito comercial, sino más bien el producto menos vendido de White Wolf, a pesar de su originalidad y de los esfuerzos del equipo que lo desarrolló.
Wraith: el Olvido fue la cuarta entrega de los juegos de rol de White Wolf dedicados al oscuro Mundo de Tinieblas. Esta vez, los jugadores se ponían en el papel de fantasmas: los muertos sin reposo, los que habían abandonado el mundo sólo a medias, porque tras ellos dejaban asuntos sin resolver. Los Wraiths son seres torturados, ya no sólo por su condición fantasmal de la que SÍ eran conscientes al contrario que los fantasmas de las últimas producciones cinematográficas, sino porque el mundo de los muertos, la tierra sin sol, era un lugar horrible. Caronte dirigía la tierra de los muertos sin reposo hasta que desapareció en la Tempestad luchando contra una criatura de la oscuridad. A partir de ese momento, fue la Jerarquía, los antiguos ayudantes de Caronte quienes ocuparon el gobierno y por supuesto, ya que eran humanos (muertos, pero humanos) se corrompieron. La caza de almas y el abuso de poder eran lo habitual.
Wraith era un juego realmente extraño. Las partidas debían estar muy personalizadas, pensadas para pocos jugadores. Los sin reposo permanecían en las tierras sin sol atados por sus pasiones y sus cadenas, los asuntos pendientes que dejaron en vida y aquellos objetos que habían amado y que los mantenían cerca. Cada jugador tenía sus propios asuntos, necesitaba resolverlos para poder trascender... lo demás a veces tenía poca importancia. La única traba existente consistía en que interactuar con el mundo de los vivos era difícil, pero podía hacerse. Muchas veces era lo más divertido, porque los Whraits tenían un amplio elenco de poderes para afectarlo, desde aparecer, hasta causar fenómenos extraños, entrar en los objetos y moverlos, todos los típicos ingredientes de un poltergeist o de una casa encantada podían ser reproducidos en el juego. Imaginados, claro, en los juegos de rol se juega con la imaginación, los dados y la ficha de personaje, nada más.
El juego consiguió jugadores muy fieles, que se sentían atraídos por aquellos melodramas y la novedad de interpretar un fantasma que normalmente trataba de ayudar a los que había dejado atrás o vengarlos. Unos se comunicaban en sueños con sus seres queridos para animarlos a seguir viviendo. Otros perseguían a sus asesinos y trataban de causarles accidentes o volverles locos. Otros se lo tomaban con más tranquilidad y simplemente trataban de adaptarse a las tierras sin sol. Los más, intentaban derrocar a la Jerarquía. En general los grupos de personajes actuaban según sus propias motivaciones.
Para añadir interés al asunto cada jugador no sólo interpretaba a su personaje, sino a la Sombra del personaje de otro de los jugadores. La Sombra, la parte oscura del fantasma, ansiaba llevarlo a la locura, al Olvido o convertirlo en un espectro... De ahí viene el nombre de este juego, de la lucha del fantasma por evitar ser engullido por el Olvido al que le arrastraba la Sombra.
La parte negativa era la poca identificación con el personaje y las pocas posibilidades de épica, heroísmo o de violencia que ofrecía el juego. Y por supuesto descartar completamente el sexo. Sin esos ingredientes, Wraith no fue un éxito comercial, sino más bien el producto menos vendido de White Wolf, a pesar de su originalidad y de los esfuerzos del equipo que lo desarrolló.
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