COMPROMISO

Cada sociedad tiene sus costumbres y muchas de ellas parecen tener el objetivo de crear un orden social y obligar a que se cumpla a pesar de las necesidades individuales de cada uno. Parece que siempre se ha temido que si una persona se dedica a satisfacer sus necesidades inmediatas acabará siendo una lacra para todos y una fuente de problemas. Quizá por eso las costumbres añaden la presión de la comunidad, el rechazo y el descrédito a la ecuación de necesidades. Si romper una responsabilidad te conlleva la pérdida de seguridad, afecto, importancia y autoestima... lo pensarás antes de hacerlo. Esa es la teoría.
Ejemplo de este tipo de costumbres o rituales: el matrimonio católico. El matrimonio, efectuado ante toda la comunidad y sagrado ante Dios y ante las figuras con autoridad trata de obligar a mantener la responsabilidad añadiendo a la separación ese tipo de castigos añadidos: desprecio de los demás, pérdida de crédito ante la sociedad... Así sucedió durante muchos siglos, ayudando a que las parejas se mantuvieran unidas incluso sacrificando otras necesidades.
El matrimonio, como todas estas costumbres y rituales no trataron nunca de ser justos, sino de mantener un orden. Sin embargo, el ser humano es un ser más bien caótico, naturaleza esencial para evolucionar y adaptarse al mundo que nos rodea.
La ruptura de cualquier responsabilidad es un hecho cotidiano ya, puesto que no hay ningún tipo de presión social contra tales acciones. Ahora parece que el único medio de mantener una relación estable es el de mantener una atención constante a las necesidades de la pareja. Aquél que quiera mantener una relación tendría que estar continuamente atento a que se cumplan las necesidades y expectativas de ambos miembros. Quizá sea la única forma de tratar de mantener una relación, hasta el momento de que las necesidades y expectativas de la otra persona lleguen al absurdo, que también es muy posible.
4 comentarios
Berenice -
¡Que declaracioones de amor más intensas...!
Lo confieso, me daís envidia cochina... ¡arfff, arfff!
enkidu -
Atlante... eres la flor de la canela de los machos alfa y yo... yo por tí me he comprado un potente crecepelo para ser aún más peluda y me paso el día haciendo morritos para estar trompudísima... por ti... para ti... yo... yo soy tu indómita gacela ( http://www.sololiteratura.com/gio/giopoeyo.htm )
Un zarpazo suavito y un lametazo en tos los morros.
Atlante -
Creo que nunca le he dicho a nadie palabras tan bellas como estas, Enkidu, pero tu eres especial y sólo puedo darte lo mejor.
enkidu -
Y no, la cosa no va de que mis necesidades hayan llegado al absurdo... sólo necesito que me digas que soy peluda y trompuda... eso si, acercándote mucho, mucho para decírmelo.
Besitos.