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Descubierto el sentido de la vida


Miles de años lleva el hombre confundido por ese interrogante. La pregunta trascendental que ha captado nuestras inquietudes durante casi toda nuestra existencia, desde que alguno de nuestros homos antepasados fue capaz de formularla.

Yo creo que hoy día se puede tratar de responder a la Cuestión Atroz con mayúsculas. El sentido de la vida tiene que ver con nosotros, es un objetivo a conseguir y en principio lo lógico es partir de la idea de que es un estado que la humanidad ha de alcanzar para considerarse dichosa y completa.

Durante todo este tiempo, los seres humanos hemos luchado contra este inhóspito mundo de condiciones cambiantes, que ha obligado a que la especie que domine el planeta sea aquella con mejores estrategias para la adaptación. La adaptación, la supervivencia y la competencia son puntos importantes de esta vida que nos sume en el desconcierto y la tragedia. No hay solaz, no hay descanso... Crecemos para adaptarnos a un mundo competitivo que nos amenaza y nos impulsa a combatir, causando con ello el sufrimiento a nuestros prójimos y en ocasiones a nosotros mismos.

El sentido de la vida ha de pasar por eliminar este círculo vicioso. Hemos de presuponer que la vida tendrá sentido cuando la competencia, la supervivencia y la adaptación no sean requisitos fundamentales ni causa de sufrimiento. En este estado, una persona ha de vivir con todas sus necesidades cubiertas y aquellas que no tenga a su alcance, ha de ser capaz de sustituirlas, por ejemplo, con una imaginación sin complejos o con herramientas virtuales. Si alguien tiene fácil acceso al alimento, lo cierto es que el resto de necesidades: estatus social, afecto, integración grupal, sexo, etc, pueden ser fácilmente sustituidas con el ejercicio de la imaginación o bien apartadas de nuestra mente distrayéndola con sustitutivos como mundos virtuales y similares. El ser humano con sentido no depende del mundo real para ser feliz, esta es la idea más importante. No necesita estar contínuamente en contacto con los demás, él sólo se basta. Sobrevive gracias al alimento físico, la imaginación y el entretenimiento que lo aleja de las pulsiones cerebrales que nos impulsan a competir, a obtener la felicidad a costa de los demás, a costa de obtener recursos que los demás también necesitan y a depender de la opinión de las demás personas ególatras para sentirse realizado.

El ser humano perfecto no es necesariamente social, sólo es si le apetece. No necesita competir, lo hace sólo cuando no daña con ello sino que tan sólo consigue el divertimento común. No debe someter a otros o demostrar su valía. Es autónomo y libre de sus presiones cerebrales. Tiene a raya a sus necesidades... las domina a su antojo.

Estos seres humanos que han encontrado el verdadero sentido de la vida ya existen y se llaman a sí mismos "Frikis".

Como siempre que el ser humano evoluciona a una forma de vida superior, las otras especies de humanos se sienten celosas y entran en una fase de negación... y aniquilación. El homo sapiens social, esa criatura imperfecta que no es nada sin la dependencia de los demás, pretende frenar al homo sapiens friki que ha demostrado su inteligencia haciéndose pasar por un sapiens social normal hasta determinadas ocasiones en las que con un magistral golpe de efecto destroza sus esquemas sociales, usando para ello los mass media.

Eso fue lo que sucedió el 25 de Mayo, día del friki, también día de la toalla, curiosamente también día de la Ascensión a los cielos... ¿son necesarias más pruebas de que nos encontramos ante algo significativamente grande?

Los frikis conquistarán el mundo, es sólo cuestión de tiempo.

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