LO NORMAL
Extraído de los ensayos de Montaigne:
Consuetudine oculorum assuescunt animi, neque admirantur, neque requirunt rationes earum rerum quas semper vident [Los espíritus acaban por acostumbrarse, a causa de la repetición cotidiana y del hábito de la vista, y ni llegan a admirarse ni piden razón de los fenómenos que ven constantemente: Cicerón, nat. Deor. 2,96].
Incítanos la novedad de las cosas, más que su grandeza, a buscar sus causas. (Montaigne, Ensayos I, cap XXVII)
Es normal y hablo de una expresión poderosa y terrible que acompaña a la naturaleza de la especie humana. Somos seres que tienen una capacidad prodigiosa para adaptarse al entorno. Se trata de una de las prioridades de nuestro cerebro y para conseguir tal logro es necesario muchas veces que no pensemos con lógica exacta, sino con otros tipos de lógica que la evolución ha demostrado más útiles para nuestra supervivencia como especie. El ser humano tiene casi como necesidad acostumbrarse a aquello que le rodea y generalmente no se plantea el porqué del estado de su entorno, simplemente, su deseo consiste en adaptarse a él creyendo que sacará mayor beneficio con esa actitud o se evitará problemas. De este modo, puede estar habitando una sociedad construida sobre un sistema de castas, la esclavitud o el sacrificio de seres humanos, que lo normal será sagrado y no será por tanto discutido, ya pasó en numerosas civilizaciones y nos pasaría a cada uno de nosotros si hubiéramos estado allí.
Sin llegar a esos extremos, podemos ver el poderoso efecto de la costumbre en los discursos, en los mensajes televisados o en los anuncios publicitados. Por supuesto, los especialistas en manipulación humana conocen bien los efectos de aludir a la normalidad e incluso de crear costumbres y hechos normales. Si ponemos como ejemplo uno de los mayores intentos de manipulación recientes, el referéndum sobre la constitución europea, vemos que el recurso fue abundantemente utilizado en contra del interés de los ciudadanos. Ya no solo la campaña fue abanderada por los prostituidos mediáticos de siempre (artistas, deportistas y resto de vividores de la televisión) sino que los pocos debates que parecían querer profundizar en el verdadero espíritu liberal de la constitución eran claramente manipulados. Uno de ellos, de la TVE presentaba un debate con tres participantes, dos jóvenes universitarias y una mujer que defendía la nueva constitución. La mujer se manejaba extraordinariamente bien en la comunicación corporal, en la verbal, y en la manipulación de ideas. Las universitarias eran avispadas, pero no lo suficiente. No pude ver el debate entero, me pareció repugnante y tuve que apagar la televisión, pero ante la siguiente insinuación: Se dice que esta constitución es liberal, contaba la mujer más o menos que no estamos hablando de algo extraño, sino que ese cambio se está produciendo en toda el area europea y es normal. Y así terminaba de vender su producto, como algo normal en lo que no valía la pena pensar más. Es normal, aceptadlo sin haceros preguntas.
Una nueva normalidad se construye, como escribía hace unos días, poco a poco. Es un proceso que puede tardar mucho, incluso puede plantearse como un proceso que tendrá éxito con la siguiente generación humana. Pero esa normalización se va produciendo y puede ser orientada por las altas esferas. Basta para ello con mostrarlo en televisión con la suficiente asiduidad para que las personas se acostumbren y lo reconozcan como normal y como tal, lo acepten. Pongamos el ejemplo del matrimonio homosexual y todos los esfuerzos de la TVE para que veamos esos matrimonios como normales. Los políticos lo tienen claro, da igual que sean beneficiosos o no (tema en el que no quiero entrar) que si es algo normal, será aceptado.
La publicidad también se sirve de este recurso, pues la repetición publicitaria muchas veces no tiene el objetivo de hacer recordar un producto o provocar una asociación manipulada en nuestra mente, sino que simplemente pretende que veamos algo como habitual. Pondré como ejemplo cierta bebida refrescante cuyo logotipo es rojo con letras blancas, una de las marcas reinas de la publicidad.
El razonamiento humano sigue entonces el siguiente patrón ante un cambio en su entorno: primero se rebela ante el cambio, porque prefiere quedarse con lo que ya conoce, con lo que está adaptado. Cuando el cambio se impone, simplemente lo admite y cuando ya lleva tiempo establecido, las personas ni se sorprenden al decir pero si eso se viene haciendo desde hace mucho y dan el tema por zanjado.
Consuetudine oculorum assuescunt animi, neque admirantur, neque requirunt rationes earum rerum quas semper vident [Los espíritus acaban por acostumbrarse, a causa de la repetición cotidiana y del hábito de la vista, y ni llegan a admirarse ni piden razón de los fenómenos que ven constantemente: Cicerón, nat. Deor. 2,96].
Incítanos la novedad de las cosas, más que su grandeza, a buscar sus causas. (Montaigne, Ensayos I, cap XXVII)
Es normal y hablo de una expresión poderosa y terrible que acompaña a la naturaleza de la especie humana. Somos seres que tienen una capacidad prodigiosa para adaptarse al entorno. Se trata de una de las prioridades de nuestro cerebro y para conseguir tal logro es necesario muchas veces que no pensemos con lógica exacta, sino con otros tipos de lógica que la evolución ha demostrado más útiles para nuestra supervivencia como especie. El ser humano tiene casi como necesidad acostumbrarse a aquello que le rodea y generalmente no se plantea el porqué del estado de su entorno, simplemente, su deseo consiste en adaptarse a él creyendo que sacará mayor beneficio con esa actitud o se evitará problemas. De este modo, puede estar habitando una sociedad construida sobre un sistema de castas, la esclavitud o el sacrificio de seres humanos, que lo normal será sagrado y no será por tanto discutido, ya pasó en numerosas civilizaciones y nos pasaría a cada uno de nosotros si hubiéramos estado allí.
Sin llegar a esos extremos, podemos ver el poderoso efecto de la costumbre en los discursos, en los mensajes televisados o en los anuncios publicitados. Por supuesto, los especialistas en manipulación humana conocen bien los efectos de aludir a la normalidad e incluso de crear costumbres y hechos normales. Si ponemos como ejemplo uno de los mayores intentos de manipulación recientes, el referéndum sobre la constitución europea, vemos que el recurso fue abundantemente utilizado en contra del interés de los ciudadanos. Ya no solo la campaña fue abanderada por los prostituidos mediáticos de siempre (artistas, deportistas y resto de vividores de la televisión) sino que los pocos debates que parecían querer profundizar en el verdadero espíritu liberal de la constitución eran claramente manipulados. Uno de ellos, de la TVE presentaba un debate con tres participantes, dos jóvenes universitarias y una mujer que defendía la nueva constitución. La mujer se manejaba extraordinariamente bien en la comunicación corporal, en la verbal, y en la manipulación de ideas. Las universitarias eran avispadas, pero no lo suficiente. No pude ver el debate entero, me pareció repugnante y tuve que apagar la televisión, pero ante la siguiente insinuación: Se dice que esta constitución es liberal, contaba la mujer más o menos que no estamos hablando de algo extraño, sino que ese cambio se está produciendo en toda el area europea y es normal. Y así terminaba de vender su producto, como algo normal en lo que no valía la pena pensar más. Es normal, aceptadlo sin haceros preguntas.
Una nueva normalidad se construye, como escribía hace unos días, poco a poco. Es un proceso que puede tardar mucho, incluso puede plantearse como un proceso que tendrá éxito con la siguiente generación humana. Pero esa normalización se va produciendo y puede ser orientada por las altas esferas. Basta para ello con mostrarlo en televisión con la suficiente asiduidad para que las personas se acostumbren y lo reconozcan como normal y como tal, lo acepten. Pongamos el ejemplo del matrimonio homosexual y todos los esfuerzos de la TVE para que veamos esos matrimonios como normales. Los políticos lo tienen claro, da igual que sean beneficiosos o no (tema en el que no quiero entrar) que si es algo normal, será aceptado.
La publicidad también se sirve de este recurso, pues la repetición publicitaria muchas veces no tiene el objetivo de hacer recordar un producto o provocar una asociación manipulada en nuestra mente, sino que simplemente pretende que veamos algo como habitual. Pondré como ejemplo cierta bebida refrescante cuyo logotipo es rojo con letras blancas, una de las marcas reinas de la publicidad.
El razonamiento humano sigue entonces el siguiente patrón ante un cambio en su entorno: primero se rebela ante el cambio, porque prefiere quedarse con lo que ya conoce, con lo que está adaptado. Cuando el cambio se impone, simplemente lo admite y cuando ya lleva tiempo establecido, las personas ni se sorprenden al decir pero si eso se viene haciendo desde hace mucho y dan el tema por zanjado.
1 comentario
Oda -
Alguna vez le dije a alguien "soy normal" y todavía escucho las carcajadas, está claro que normalidad es algo indefinido, tácitamente aceptado pero viene a ser más aquello que una mayoría toma como acuerdo y deja de ser "diferente".
Quizás "normal" sea un proceso como la fruta que cae del árbol no porque se le arranque, sino porque madura y a su debido tiempo se desprende. No es menos cierto que hay cosas que se violentan porque hay intereses que le respaldan y lo que un día se verá cotidiano no será porque las condiciones hayan sido propicias sino porque se han forzado en nombre del desarrollo y la civilización.