El nuevo inquilino
La época de celo pasó y las gatas intentaron traer nueva vida al mundo. Cuatro tuvieron cachorros, dos de ellas murieron en el parto junto a su descendencia. Otras dos dieron a luz, entre ambas, a diez gatitos, de los cuales sólo quedan dos: ocho desaparecieron, no está muy claro si por incursiones de los niños vecinos o por voluntad del Omnívurus Rex. Dadas las circunstancias, es una pequeña alegría que llegue este enano barrigudo a nuestras costas y haya sido rescatado, creemos que a tiempo, pero lo cierto es que la última vez que dimos con uno acabó pereciendo a pesar de todos nuestros intentos.
Es un pequeño emigrante que llega sin familia, sin conocidos y por si esto fuera poco, sin papeles. Sueña con tener una vida digna llena de leche y abundancia, un lugar en el que llegar a ser un gato mejor. Es lo que más hace, soñar: casi todo su tiempo lo dedica a eso.
Lo hemos llevado a la casa en la ciudad, donde se le atenderá mejor, pero me temo que está marcado y que siempre tendrá problemas de adaptación entre sus pares. Aislado como está, no aprenderá a relacionarse y le costará ganarse la confianza de sus futuros compañeros.
Va a ser una vida dura la suya, pero tiempo al tiempo, quizá consiga hacerse un hueco.
6 comentarios
Antonio -
Antonio -
Gatopardo -
Dale masajes circulares en la panza, muy suaves, en el sentido de las agujas del reloj. Y si le añades el equivalente de un granito de arroz de "Nutricalorías" en la leche o se lo das con el dedo para que chupe, verás como se convierte en un gaznápiro guaperas y chulísimo.
Un abrazo
Ana* -
Mucha suerte.
Antonio -
Lo de natalidad felina... esos asuntos los decide el Papa y los demás nos tenemos que callar.
Siento mucho lo de Silvestre. Un beso.
Ana* -
Qué trist lo de las gatas y los gatitos. Ejem, ¿no sería mejor algún tipo de control de natalidad felina? (essólounaidea)